Pet Shop Boys en ContempoprÁnea 2015
Texto por Enrique Falcó – Fotos por S. Plata
Texto por Enrique Falcó – Fotos por S. Plata
El de los Pet Shop Boys, se encuentra entre el grupo de aquellos conciertos que casi se disfrutan más a priori que durante la propia actuación, embriagado por la emoción que supone poder presenciar en vivo a uno de los grupos más famosos del planeta, y que sin duda ha formado parte de la banda sonora de nuestras vidas.
Los del Reino Unido se metieron al público del Contempopránea en el bolsillo desde los primeros compases. Reconozco que me sorprendió muy gratamente que Neil Tennant se dirigiera casi desde el principio al público, esforzándose además en pronunciar algunas frases en nuestro propio idioma.
Lo de menos era la música, y eso que sonaron clásicos como “One More Chance”, “Always On My Mind” o el glorioso y emocionante “Domino Dance”, que el público que abarrotaba la Alcazaba pacense coreó con gran gozo, al igual que aquel sagrado himno de los Village People, el famoso “Go west” que el dúo británico hiciera suyo con gran éxito en 1993.
El espectáculo visual de efectos y de luces fue sencillamente fantástico, superando realmente las expectativas. Una hora y media de actuación en la que los cambios de vestuario se sucedían casi en cada nuevo tema. Dos coristas con estrafalario y desconcertante vestuario animaban aun más cada nueva canción.
El sonido fue bueno, a pesar del evidente y sinfín de efectos y sonidos programados, y la voz de Tennant sonaba intacta manteniendo todos sus matices.
Imperdonable que no ejecutaran la que sin duda es su mejor canción “Heart”, mi favorita del dúo británico que siempre albergaré en mi corazón, junto a aquel maravilloso video clip (con Drácula incluido) que me cautivó de adolescente.
También se echaron de menos algunas grandes canciones como “So Hard”, pero en defensa de Neil Tennant y Chris Lowe habría que añadir que ni en un espectáculo de dos horas podrían ofrecer todos sus éxitos en directo.
Gran acierto de la organización contar con ellos para esta edición tan especial. Si hace diez años alguien me hubiera hablado de la posibilidad de asistir a un concierto de los Pet Shop Boys a pocos metros de mi casa, hubiera pensado que habría bebido más de la cuenta. Tenemos un año para emocionarnos con otra visita de renombre. Hasta entonces, en las retinas de todos los asistentes perdurará el emocionante espectáculo visual teñido de las maravillosas sensaciones musicales que nos ofrecieron los británicos.
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