Mentiría
si no reconociera que el grupo que hoy protagoniza mis viernes musicales, en éste, su blog, merece protagonizar
dicho post por reconocimiento y derecho propio, y que nada tiene que ver el
hecho, que el menda, o sea, quien suscribe, Enrique Falcó, haya sido el batería de la banda desde casi su formación.
Los comienzos de Violent
Popes se remontan al trío
Delicatessen, de claro corte acústico. La verdad es que este trío se limitaba a
acompañar la espléndida voz de su vocalista Zaira con un par de guitarras,
interpretando canciones que venían como anillo al dedo (Temas de Cranberries
como “Ode to my family” por poner un ejemplo).
Aún recuerdo la primera ocasión en la que presencié un “concierto” del trío. Se
hablaba mucho de ellos en el Instituto (Zurbarán)
y yo tenía el gusto de conocer a Zaira Arlandi (Guitarra y voz) y a Millán
Vázquez (Guitarra, aunque casi siempre interpretando las líneas de bajo). A
quien no conocía era a Óscar Vadillo (Guitarra principal) que por lo visto
estudiaba en el Instituto Castelar.
Ya dije que no iba a mentirles. No me gustaron nada. Me parecía que tenían un
morro enorme. Instrumentalmente, a pesar de lo básico de su formación eran especialmente
flojos. Yo, que entonces militaba en un grupo digamos “serio” aquello me
pareció una tomadura de pelo. Además Óscar me cayó bastante mal, a mí y a todos
mis amigos, por lo que jamás siquiera se me pasó por la cabeza pertenecer a tal
engendro musical.
¡Lo que son las cosas! Poco después Nene Rodríguez, otro compañero del Zurbarán
se unió a la banda, que ya había experimentado una radical metamorfosis. Millán
y Óscar habían sustituido sus guitarras acústicas por un bajo eléctrico y una
guitarra eléctrica respectivamente. Su equipo era más que decente, si tenemos
en cuenta que apenas contaban con 17 años por entonces.
Nene se unió en calidad de segundo guitarra y con la ayuda de algunos baterías y percusionistas de la ciudad, como por ejemplo Israel Marcelo (por aquel entonces batería de LICH) ofrecieron unos cuantos conciertos.
Nene se unió en calidad de segundo guitarra y con la ayuda de algunos baterías y percusionistas de la ciudad, como por ejemplo Israel Marcelo (por aquel entonces batería de LICH) ofrecieron unos cuantos conciertos.
Mi grupo, CuartoMenguante, prácticamente ya no existía, y tras colaborar con alguna
formación de la ciudad de manera esporádica, me estaba planteando unirme a un
grupo serio, que me ofreciera un proyecto atractivo, y sobre todo conciertos.
Ni que decir tiene que tanto Nene como Zaira me propusieron varias veces que me
uniera a ellos, algo a lo que me negué en rotundo (aún recordaba las
“actuaciones” de los Delicatessen y lo gordo que me caía Óscar (lo que son las
cosas, con quien fundaría un año más tarde Left Brothers y con quien también
militaría en Lich).
Pero mira por donde, una tarde acompañé a Nene a un ensayo. Compartían local
con Lich, grupo curiosamente, del que yo también sería batería pocos años
después, y allí estaba la vieja batería azul con la que ensayaban.
Ni que decir tiene que era inevitable que me ofrecieran sentarme para improvisar con ellos, y la verdad es que me divertí. Poco después Nene me comentó que habían conseguido un bolo en "El Duende" (ahora Callejón de la Plazuela) y en la Sala Tragaluz, y me ofreció tocar con ellos sólo como colaboración.
Ni que decir tiene que era inevitable que me ofrecieran sentarme para improvisar con ellos, y la verdad es que me divertí. Poco después Nene me comentó que habían conseguido un bolo en "El Duende" (ahora Callejón de la Plazuela) y en la Sala Tragaluz, y me ofreció tocar con ellos sólo como colaboración.
Tras el primer ensayo quedé convencido de que me uniría al grupo y permanecería
en él para siempre. A pesar de la falta de orden y de experiencia, aquello me
maravillaba y lo que era más importante, me divertía tocando como un loco.
Parecerá
una tontería pero tras la primera actuación no paramos de tocar y nuestra
popularidad iba en aumento. Millán, que además de bajista cumplía con las
funciones de manager, se movía increíblemente bien y nos organizó un verano
repleto de conciertos (a destacar una actuación en Oliva de la Frontera donde
taloneamos a "Los Ronaldos" y jugamos un partidillo de fútbol con
ellos donde lesionamos al teclista. ¡Qué recuerdos!).
Como guinda final ganamos sorpresivamente el Festival Oink Rock ante una serie
de importantes grupos de la región (LICH, Erospoli, Juego Oculto… entre otros.
El premio consistía en 100.000 mil pesetas de la época, que por cierto, a pesar
de gastarnos 10.000 en celebrarlo con los amigos, nunca cobramos, pero nos
proporcionó el empuje moral que nos hacía falta para decidirnos a grabar
nuestra primera maqueta en Jammin (Mérida) maqueta ésta que nos abrió todavía
más puertas.
Después llegaron más conciertos, más premios y grabaciones, salidas a Sevilla,
Madrid, Festivales etc, hasta que nuestros estudios, trabajos y obligaciones
pusieron fin a una banda que, además de dejar un puñado importante de canciones
para la historia de la música extremeña, forjó una amistad y un cariño entre
cinco conocidos a los que prácticamente convirtió en hermanos para toda la
eternidad.
Existen temas de la última grabación del 99 que envejecen estupendamente, como “Mag
dogs” o “Fever”
que suenan de fábula, pero sin embargo yo me decanto por "Empty Man", "Out" o "Blind Moon" que a pesar de ser de la primera maqueta del 96, con todos sus fallos e imperfecciones, reúne la esencia y
la especial magia de aquellos 5 jóvenes pacenses, que con apenas 18 años,
revolucionaron el panorama musical de nuestra región.
Disfruten con estos temas y déjense seducir por la magia y la especial fuerza y buenas vibraciones de este grupo irrepetible, tanto en calidad musical, como en calidad humana.
Disfruten con estos temas y déjense seducir por la magia y la especial fuerza y buenas vibraciones de este grupo irrepetible, tanto en calidad musical, como en calidad humana.
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