Enrique Falcó. Sabueso Lector
Parece ser, y este artículo así lo certifica, que se está convirtiendo en tradición que cada año, con motivo de la Feria del Libro, les recomiende algún ejemplar que de una u otra manera ha sido importante en mi vida. Si no recuerdo mal les he hablado de "El perfume", "Corazón" o "La Venganza de Don Mendo". ¡Casi nada!
A la hora de hablarles de libros, o más bien, recomendarlos, me gusta siempre encaminar mis propuestas hacia los más jóvenes, por aquello de que son quizás quienes más lo necesitan.
Ya les he narrado en multitud de ocasiones que sufro cuando algún coetáneo de generación me confiesa que no ha disfrutado jamás con un cómic de "Tintín", "Astérix" o "Mortadelo". Que no ha visionado la Trilogía de "El Padrino" o escuchado a "Los Beatles". Que no se ha entretenido y a la vez aprendido historia de España con "El Capitán Alatriste" o no se ha desternillado de risa con "Las Memorias del Marqués de Sotoancho" o "Manolito Gafotas". Sufro, de verdad, y jamás en silencio como las hemorroides.
¡No puedo creerme que existan quienes puedan perderse todo eso! Es como si tuviera la sensación de que no han vivido tan plenamente como quien suscribe, como si les faltara algo importante para ser felices en la vida. Por eso esta recomendación es principalmente para preadolescentes, adolescentes, o jóvenes sin más, y para ustedes, amigos, hermanos, tíos, padres y abuelos de éstos, para que se los recomienden y regalen en cumpleaños o cualquier día sin mediar excusa o pretexto alguno.
Fue en primero de BUP, en el 93 o en el 94, cuando mi profesor de literatura nos encargó la lectura y posterior trabajo de "Todos los detectives se llaman Flanagan".
El encargo tornó desde las primeras páginas a lectura de placer, pues me enamoré de un plumazo del personaje que narraba sus aventuras en primera persona, y del singular mundo que rodeaba a ese muchacho, de mi misma edad, y que solucionaba casos de pacotilla mientras se mezclaba en un peligroso mercado de robo de bebés (tema más de actualidad que nunca) y a la vez tenía tiempo para enamorarse de dos chicas, tan hermosas como diferentes, y mostrarnos las peores y más peligrosas zonas de Barcelona hasta los barrios más pijos, y todo ello sin perder nunca el sentido del humor.
En este primer contacto descubrí que Flanagan había nacido unos años antes, con la premiada obra "No pidas Sardina fuera de temporada", en la que el tráfico de drogas, las redes de pederastia o incluso las tribus urbanas se nos presentan de un modo tan real y natural como la vida misma. Desde entonces, y ya han pasado años, no dejo de esperar la siguiente aventura de mi detective favorito.
Los dos hemos ido creciendo desde entonces, aunque yo bastante más rápido que él. En su primera aventura, Juan Anguera, alias Flanagan, cuenta con apenas 12 años, y en "Flanagan Flashback", la última de ellas publicada en abril de 2009, aquel preadolescente culmina su historia con una fiesta sorpresa organizada por su novia para festejar su mayoría de edad. En dos días cumpliré 34 años y espero impaciente su nueva aventura. Y es que Flanagan me ha dado mucho.
Flanagan me enseñó a tomarme las cosas con sentido del humor, a reírme de mí mismo, a contar siempre la verdad, bien quedando como un héroe o a la altura del betún. A reconocer que la vida no es siempre justa pero que existen momentos en que uno tiene que declinarse a un lado u otro de la balanza y apechugar con sus actos.
Flanagan ha madurado mucho, y con él también sus lectores. Incluso se ha atrevido a hablar de su vida sexual, y compartir con nosotros su primera vez. De enseñarnos que el sexo es algo muy importante y no ha de tomarse a la ligera. ¡Que bien nos hubiera venido a los treintañeros de hoy "El Diario Rojo de Flanagan" unos diez años antes!
Hace ya muchos años que dejé de comprar sus libros amparándome en las típicas excusas (qué si es para mi hermano pequeño, o para mi sobrino). El propio Jaume Ribera fue quien me convenció en un foro de Internet que no había motivos para avergonzarse nunca por leer literatura juvenil aun siendo adulto, y muchísimo menos los libros de Flanagan, que como señalé anteriormente en todos los países europeos se enmarcan dentro del género policiaco.
Ahora también gracias a las redes sociales puedo intercambiar opiniones con el mismísimo Andreu Martín. Ambos poseen la vitalidad y el atractivo del detective. En la cubierta de mi primer libro advierto a mis lectores que algún día quiero ir devolviendo a la literatura todo lo que ésta me ha dado, y como bien observarán ustedes, mis queridos y desocupados lectores, hoy, como en tantas ocasiones, voy sacándome espinas y aportando mi granito de arena en pos de tan justa y necesaria tarea.
Publicado en Diario HOY el 29/04/2012
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