Don de Loch Lomond

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martes, 16 de junio de 2015

El Tuit de Zapata


Que poco tardan algunos en practicar el desaconsejable ejercicio de rebuscar entre la basura ajena, cerco de vergüenzas e inmundicia donde de ningún modo han de encontrar cotas de dignidad alguna. Sin olvidarnos del desagradable tufo que ello supone, y del que a riesgo de aliñarse con tan repugnante esencia puedan resultar repelidos por el resto de la masa.

Todos, sin excepción, ostentamos el deshonroso lastre de nuestras pequeñas miserias, algunas purgadas por el paso del tiempo, y otras injustificables, escondidas en el más recóndito hueco de nuestra memoria.

No seamos hipócritas. Yo mismo, que me tengo como persona de bien e incluso sensata, también he practicado y participado del humor negro, y como hombre visceral y temperamental, en alguna ocasión he pecado de bocazas, o incluso bebido más de la cuenta pronunciando frases que jamás habrían tenido que salir por semejantes tragaderas. Ahora bien, no por ello me exijan que purgue pena alguna en las calderas del mismísimo Infierno si dentro de 10 años me presento como alcalde de mi ciudad.



A Guillermo Zapata, que acaba de recibir su acta en el Consistorio madrileño, ya quieren exigirle responsabilidades políticas por una serie de tuits de hace años en su cuenta personal de Twitter, cuando ni siquiera era Concejal.

No seré yo quien juzgue si tales afirmaciones mezcladas en forma de chiste con un negro sentido del humor sean o no reprobables, pero siempre tiene que haber alguien que tire la primera piedra, y ello seguramente, sin estar libre de culpa.

Hay que saber perder, hacer auto crítica e intentar dar lo mejor de sí mismos para mejorar y sobreponernos, pero la hipocresía y la demagogia que se practica en este país es tan rancia y vomitiva que deberíamos preguntarnos si no estaremos todos continuamente escarbando en la basura de los demás, solo así se entendería el mal olor que envuelve nuestra política, donde todos parecen salpicados de alguna manera por el Pantano del hedor eterno, aquel dantesco fango del universo Jim Henson.

No quiero decir con ello que Guillermo Zapata haya de ser un santo, ni compararlo con la pura y bella Jennifer Conelly que se libró de milagro de ser salpicada por el lodo infernal, pero lo cierto es que alguno políticos, como la propia Esperanza Aguirre, quien indignadísima exige de inmediato la dimisión de Zapata, se asemeja al personaje de Jareth, el Rey de los Goblins, aunque evidentemente sin la majestuosidad que desprende el gran David Bowie.


El avance de partidos políticos como Podemos molesta a mucha gente, yo aun diría más, asusta a muchos que gozaban de una tranquilidad y estabilidad basada en privilegios insultantes, y el miedo en muchas ocasiones, obtiene como resultado algo más que adentrarse en el camino hacia el lado oscuro. El miedo de políticos como Esperanza Aguirre tornará a terror cuando tantos escépticos comprueben que la participación de nuevos partidos en el juego democrático no ha de suponer nada negativo en su día a día, y que incluso al contrario, puedan observar con cierta sorpresa aspectos positivos con los que quizás no contaban.


Hay que dejar trabajar a la gente, sobre todo a los políticos que han de contribuir para la consecución de un cambio necesario para un país más justo. Si Guillermo Zapata demuestra en unos años signos evidentes de incompetencia o de no poder estar a la altura del cargo que ostenta, allá cada uno a la hora de exigir responsabilidades políticas, pero olvidémonos de estupideces de redes sociales, del “y tu más”, de herencias recibidas y pongámonos serios para afrontar los asuntos y problemas que realmente nos preocupan.


Publicado en Diario HOY el 16 de Junio de 2015


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