Don de Loch Lomond

Don de Loch Lomond

viernes, 27 de septiembre de 2013

Phil Collins & Philip Bailey "Easy Lover"



Hoy, en nuestro viernes musical en Don de Loch Lomond realizamos un especial homenaje a todos los baterías, o incluso, por qué no, a todos los amantes de tan especial y bello instrumento. 

La canción elegida para hoy es ni más ni menos que la deliciosa Easy Lover, interpretada nada menos que por el gran baterista Phil Collins junto a la extraordinaria voz de Philip Bailey, en una de las mejores canciones de la carrera de la estrella británica.

Si un batería novel me pidiera consejo sobre como convertirse en un buen batería, Easy Lover sería sin duda una de las primeras canciones que le mostraría. 

En ella se aprecia entre otras cosas fundamentales para qué sirve una batería y cuales son las funciones del instrumentista en cuestión

Los breaks de apertura son originales, sencillos y firmes, el ritmo es regular y bien mantenido salvo algún pequeño adorno con timbal y hit hat, y sobre todo marca profundamente la entrada de todos los cambios con redobles imaginativos y de difícil ejecución.


Hoy me he acordado de esta canción porque hace unos días, tras descargarme por Internet el último disco de Phil Collin, encontré una serie de documentales en los que se mostraba al genial músico un poco delicado de salud. 

Ya no tiene veinte años, y eso se nota, pero la calidad de su música nunca se ha dejado descompensar por el paso del tiempo. 

Me dio mucha pena cerciorarme de aquel rumor surgido hace tiempo de que ya no podía tocar la batería por una fastidiosa dolencia que le impide sujetar las baquetas. 

No obstante pude comprobar en un vídeo que el bueno de Felipe Colinas no ha perdido el buen humor, y tras liarse la baqueta en la mano con cinta aislante, entusiasmó con una exhibición de batería a los presentes que ya quisiéramos muchos que gozamos de utilizar ambas manos sin problemas.


Por lo demás Easy Lover es una canción imprescindible, de una melodía bella y pegadiza, y una producción soberbia (especialmente en la parte vocal)

Les invito a disfrutarla y/o a descubrirla hoy, para que empiecen el viernes, el mejor día de la semana, con buenas vibraciones. Con todos ustedes Easy Lover (No se pierdan la pista de batería, sencillamente superior).



En pelotas



Ustedes ya me conocen, no tengo ningún problema con mi cuerpo serrano, cuanto menos trauma ni complejo alguno. Ahora bien, tampoco estoy tonto, ni ciego, por lo que no se me ocurriría comparar jamás mis michelines con los abdominales de Cristiano Ronaldo

A mi favor habría que señalar que soy muchísimo más guapo e inteligente, aunque tal dosis de animosa vanidad poco o nada cuentan hoy en día en los superficiales tiempos que nos ocupan.

No considero que el 90% de la humanidad posea un cuerpo digno de ser exhibido como Dios lo trajo al mundo, lo que vulgarmente se conoce como en pelotas. Yo aún diría más, mi querido Hernández, es más que probable que esté pecando de generoso al manejar dicha cifra en tan rotunda afirmación. 

Reconociendo esta evidencia, que supongo que comparten conmigo, me cuesta mucho creer ese ansia, esa necesidad indomable, esas ganas de muchos de nuestros congéneres de ambos sexos de mostrarnos sus atributos a la menor oportunidad que se les presenta.

Me viene ahora mismo a la cabeza, por citar a algún personaje famoso, el recuerdo espeluznante del Boris Izaguirre de los primeros años de Crónicas Marcianas, en donde el polifacético showman venezolano no descansó hasta que los televidentes presenciamos sus inconmensurables posaderas tantas veces, que podían ser visionadas sin necesidad de guardar ya aquella horrible imagen para nuestras peores pesadillas. 

Gracias a Dios, mi menda tuvo la enorme fortuna de perderse el programa donde obsequió a la millonaria audiencia con unas lamentables imágenes de lo que él consideraba “su micropene”. 

En el caso del famoso escritor y presentador era obvio que sí escondía algún desorden emocional o pasado traumático, pero no por ello debemos, las personas honradas y trabajadoras, purgar pena alguna contemplando su horrorosa desnudez.

Hoy en día a la peña le encanta eso de empelotarse a la menor excusa, de verdad. Tendrían que ver (si no lo han visto ya) la de fotos y videos que rulan por Internet de personas anónimas al alcance de cualquiera de nosotros. Y no sólo de adolescentes y jóvenes, quienes quizás podrían disponer de una disculpa por aquello de la falta de madurez, sino de hombres y mujeres de todas las edades y condiciones sociales.


Todo esto lo comenzaron, si no me falla mi prodigiosa memoria, en los 90, la selección femenina de fútbol de Australia, por aquello de llamar la atención, ya que nadie les hacía caso como jugadoras de fútbol, que es lo que eran. Realmente constituyó un acierto, pues por aquellos días el asunto supuso un boom de lo más original, y consiguieron llamar poderosamente la atención de la opinión pública, y además millones de personas se maravillaron con sus atléticos cuerpos. 

También la genial y divertida película Full Monty, dirigida por Petter Cattaneo, tiene mucha parte de culpa, pues tras su estreno en 1997 comenzó a ser costumbre aquello de empelotarse para organizar algún acto benéfico, o para protestar por alguna noble causa, o por alguna precaria situación laboral

La gente puede hacer lo que quiera, pero un servidor opina que ya es suficiente con tener problemas en el trabajo como para que encima tenga uno que exhibirse en pelotas ante la opinión pública.

Quienes se pirran por quedarse en cueros para la elaboración de calendarios, o subastas para recaudar dinero, suelen ser de dos tipos. Unos, los que disponen de cuerpos esculturales y se mueren por enseñarlos, y otros, los que engañándose así mismos creen que son poseedores de dichos cuerpazos y que se mueren igualmente por mostrarlos a la concurrencia

Recuerdo con cariño un equipo de fútbol extremeño que se atrevió a hacer algo parecido a los de las jugadoras australianas, y el día que se pusieron en ventas sus calendarios sólo se escuchaban frases críticas de los aficionados sobre su físico. Lamentablemente no vendieron calendarios ni a sus familiares, quienes tuvieron el buen gusto de no comprarlos y pagarles religiosamente para la causa para no tener que soportar la horrible visión de tan esperpéntico espectáculo.


Un compañero intentó convencernos hace años de que protagonizáramos uno de esos calendarios para el año 2007. 

Su idea para la portada era la de él mismo, como no, dispuesto a cuatro patas, portando un antifaz y con el culo en pompa, con un 2 y un 7 a la izquierda y derecha de su trasero

Ya imaginarán ustedes cuáles eran los dos ceros que faltaban en el medio. 

A partir de entonces los compañeros empezamos a darle de lado, y gracias a Dios fue despedido pocos días después por causas aún desconocidas. 

Desconfíen, queridos amigos, de cualquier compañero o amigo que les comente una idea en pos de protagonizar algo parecido

La gente decente solo se despelota cuando se ducha, o se encuentra en la intimidad de su hogar a salvo de miradas ajenas. Desde estas páginas puedo prometer y prometo que no castigaré a la humanidad con la horrenda visión de mi cuerpo desnudo en la medida que me sea posible. 

Y no vayan a pensar los machotes de turno que es por aquello del tamaño, que tampoco digo yo que sea algo fuera de lo común, pero a día de hoy aún no he recibido quejas, lo cual ya es mucho

Se trata de una cuestión de principios, buen gusto, y sobre todo de educación.

jueves, 26 de septiembre de 2013

Gordos


¡Arranca, frena y claxon... claxon, claxon, golpe!

Lamentablemente, a pesar de que toda la vida has practicado deporte, los años van pasando, y cuando los kilos de más te han ganado la batalla diaria y te abandonas a los brazos de la gula (que junto a la lujuria y la pereza está entre los mejores pecados capitales) más de lo que debieras, todo el mundo se cree con derecho a decirte a la cara lo gordísimo que estás

“¡Qué a ver que haces hombre!”, “¡Qué tienes que cuidarte!”, “¡Qué a ver si te va a dar algo... qué eres muy joven todavía!”. “Fíjate yo, a tu edad pesaba 60 kilos”. 

Y digamos que a su seguro servidor, quien suscribe, que está gordo y orondo como el muñeco de Michelín y al que hace siglos que la talla XXXL se le quedó corta… de equis y de eles, le entran ganas de ciscarse en los muertos de los susodichos graciosetes, graciosetes que, por cierto, además de no tener ni puñetera gracia, suelen padecer defectos físicos o psíquicos por los que a nadie se les ocurre practicar mofa o befa. 


Por una parte uno sabe que no deja de haber cierto cariño y preocupación, y más si la regañina viene de familiares, compañeros o amigos, pero a uno le entran ganas de responder: “¡A ver si cuidamos ese aliento!” o “¡Ay que fastidiarse lo calvo que te estás quedando!” “¡Menuda paella de granos tienes en la cara!” “¡Veo que sigues con el mismo tic en el ojo!” “Por cierto aún no te has corregido la tartaja ¿no?” y demás lindezas.

No sé como explicarles, es como si todo el mundo se creyera con derecho a opinar de mi cuerpo y mi vida, y humildemente, teniendo ojos en la cara no necesito que me atosiguen cada dos por tres para decirme que los kilos de más son nefastos tanto para mi físico como para mi salud.

Mi madre no para de repetirme -“¡Ay que ver hijo, con lo guapo que tú eras antes, y lo delgadito que estabas!” -¿Entonces qué pasa? ¿Que ya no soy guapo? ¿Es que el exceso de peso lo convierte a uno automáticamente en un cayo malayo? 

Modestamente puedo llegar a reconocer que estoy bastante más gordo de lo que debería, pero jamás aceptaré el hecho de que porque haya engordado me haya vuelto feo de repente. Qué quieren que les diga, me gustaría que vieran ustedes a un montón de conocidos míos que están súper delgados y son mil veces más feos que pegarle a un padre, algunos son de exposición.


Para colmo te encuentras con estudios y encuestas absurdas, donde se acusa a los obesos, entre otras cosas, del aumento del absentismo laboral o el alto coste que conlleva sus tratamientos a la Seguridad Social

Déjenme que les diga, que en mi actual empresa, a la que presto mis servicios hace ya cinco años, sólo he tenido que faltar a trabajar tres miserables días, y porque me dio un ataque de lumbago haciendo la mudanza de un apartamento a una casa más decente donde cupieran mis trastos, el mismo lumbago que me daba a los 14 años cuando era un gran deportista que practicaba fútbol, baloncesto y salto de longitud, y que pesaba sólo 60 kilos. 

Tendrían que ver la cantidad de trabajadores que, flaquísimos todos, ellos y ellas, se ausentan de sus obligaciones laborales con bajas por gastroenteritis, gripes, esguinces, problemas musculares, fiebres, mareos etc. Y respecto a la Seguridad Social, mi médico puede dar buena cuenta de que si alguna vez me ha recetado algo en treinta años ha sido una aspirina, o una crema para aliviar los roces de las piernas (como estoy tan gordo me rozan los muslos) la última por cierto con un coste de 90 céntimos.

Hace unos años, un profesional del mundo del fitness se atrevió a afear mi físico, a vocearme en público y a insistir en que iba a llevarme a un gimnasio a ver si adelgazaba a base de sudar y sudar. Yo, que aunque gordo siempre he sido un cachondo mental, le contesté “ufff... señor lo siento, pero es que a mí sudar tanto me parece una ordinariez, y además me da muchísimo asco”. La carcajada general de la concurrencia le quitó las ganas de abroncar a un tío hecho y derecho, de casi treinta años de un metro ochenta y dos y ciento treinta kilos de peso. ¡No va uno a callarse siempre!

Yo no estoy gordo... es que me caí en la marmita de poción mágica cuando era chiquinino

No sé, hay veces que pienso que algunos flacos, con culos duros, torsos perfectos y cuerpos de escándalo, y que no son nada felices, se empeñan en hacernos ver que deberíamos sentirnos desgraciados por estar como nos place y creo que deberían preocuparse por encontrar su felicidad sin la necesidad del regocijo en lo que ellos consideran una desgracia.

 Y vuelvo a insistir: que uno esté gordo no significa que esté ciego o tonto, y sabemos que nos conviene perder algo de peso, que va a ser mejor para nosotros, para nuestra salud, para nuestra comodidad, pero por favor se los ruego, sin prisas, poco a poco, sin agobios, que no todo el mundo tiene la autoestima tan sobrada como quien suscribe, que a mucha gente (sobre todo a los jóvenes) este tema puede afectarles mucho y no hace falta que toquemos desagradables temas como la anorexia, bulimia y demás desórdenes alimentarios.

A principios de año intentaré adelgazar. Espero que mis queridos graciosetes me animen tanto como ahora me machacan. Ya les contaré lo contentas que se pondrán mi madre, mis hermanas y sobre todo mi novia.


Esa es otra. Como soy un puñetero gordo, cada vez que me ven con mi novia de toda la vida, tan guapa ella y tan delgada, no dejan de preguntarme cómo es posible que tenga una novia así. ¡No te fastidia! ¡Ahora resulta que por estar gordo tengo que emparejarme necesariamente con una fea y gorda

Una cosa es estar gordo y otra ciego o tonto. Lo que en realidad fastidia a los flacos, es que la novia del gordo esté como un bombón.

miércoles, 25 de septiembre de 2013

El Chip Prodigioso

Enrique Falcó. Bloguero

El Chip Prodigioso. La inolvidable película de Joe Dante


     La palabra "chip" es un sustantivo que define a un circuito integrado, montado sobre una placa de silicio, que realiza funciones varias en los ordenadores y dispositivos electrónicos

Popularmente todos tenemos un chip, microscópico, casi invisible, alojado en alguna parte de nuestra sesera, que de alguna u otra manera tratamos de cambiar cuando las cosas no van todo bien que esperábamos. Así mismo podríamos afirmar que es ese hipotético chip el responsable de nuestro comportamiento, de nuestra forma de pensar y actuar, y uno se pregunta donde estará el libro de instrucciones para "resetear" según en que ocasión convenga.

Aunque qué quieren que les diga, odio los libros de instrucciones, me ponen nervioso con tantos idiomas diferentes y aquellos jeroglíficos casi intraducibles, convirtiendo lo fácil y sencillo en imposible y exasperante. El menda es más partidario de hacerse a ello con el tiempo, "enreando" que se dice, probando esto ahora, luego lo otro. Así he aprendido poco a poco a usar el lavavajillas y el horno (aunque no todas sus funciones) a manejarme con mi Blackberry, y durante toda mi vida a navegar por la Red.

¡Lavadora humana!

Aunque todo hay que decirlo, mi método no siempre asegura cierto éxito. Recuerdo que pocos días después de emanciparme llegué a la conclusión de que una lavadora no podía ser más lista que yo, y así procedí a mi primera y última colada

Mi novia, no sé cómo, consiguió una orden judicial que me prohíbe estar a menos de un metro de ella (de la lavadora, no de mi novia) y me comunicó que ella afrontaría el esfuerzo extra tildándome a mí a realizar tareas más a tono con mi carácter (creo que me dijo algo de tirar de un carro... sería del de la compra).

Les cuento todo esto del chip porque desde hoy trato de cambiarlo, ya que a partir de mañana dejo de ser alumno para convertirme en tutor.

Ya va para dos años y medio el día que Ángel Ortizdirector de HOY, me pidió que creara un blog para la plataforma digital de hoy.es. "Desde él podrás escribir siempre que quieras y de lo que tu quieras para los lectores de HOY".

Es innegable que aquel encargo fue un acierto y que el director me abrió la puerta de un futuro fascinante. El insignificante problema es que quien suscribe apenas sabía qué era eso de un blog, y prácticamente nada sobre su edición y formato.

Tuve que cambiar el chip, aquello no era lo mismo que escribir un artículo. Así que, poco a poco, con valentía casi suicida y sin libro de instrucciones, "enreando", aprendí y aprendo cada día a desenvolverme con soltura por el fascinante mundo bloguero. Y ahora, que voy a impartir un taller de blog literario dentro del programa "Intergeneracionarte" es mi turno para ayudar a jóvenes y mayores a reconducir su chip, a mostrarles que cualquiera que tenga ganas de decirle al mundo cuatro cosas puede hacerlo, y que se puede llegar a ser relevante con un poco de esfuerzo, motivación y cosas que contar.

Ese inexistente pero teórico chip general que compartimos los españoles también debería ser susceptible de formateo.

Más bien sustituido por uno más acorde a los tiempos que corren. En este país, donde nos ha pillado el toro a base de tropezar en cada suelta de vaquillas sin aprender nada, se vive, se actúa y se piensa casi como en los años sesenta.

Parece que no hemos aprendido nada.... nada más que a gastar lo que no tenemos, que eso siempre se nos ha dado muy bien, como la pillería o la famosa picaresca que tan famosos nos ha hecho por los confines del mundo (mundial).

Bender también ha cambiado el chip,
y si no que se lo digan a su brillante culo metálico



Por ejemplo, desde que dejamos de ser un Estado confesional se lleva mucho aquello de: "Yo soy creyente, pero no practicante"

O sea que pasando de ir a misa vamos, ahora eso sí, al niño se le bautiza y hace la Comunión, y que los festivos religiosos no me los toque ni Dios, y otra vez por Dios Pepa, ni se te ocurra pedir una de panceta que es Viernes Santo, si acaso una de langosta o pulpo a la gallega.

Luego están los que se casan por la Iglesia aunque no han ido a misa en su puñetera vida, pero la novia te suelta la perla aquella de: "Es que si no me caso por la Iglesia es como si no me casara". ¡Chapó! ¡Somos una inaguantable panda de catetos!

En la Administración Pública seguimos con los mismos horarios de toda la vida, a sabiendas que no son suficientes. Hasta hace dos días todos queríamos ser funcionarios para tener un trabajo "para toda la vida" de lunes a viernes de 8 a 3 y descansar festivos y fines de semana, además de el mes de Agosto entero.

¡Esa es otra! Seguimos parando, año tras año, el país en pleno mes Agosto. ¡Parece que no exista otro mes para las vacaciones!  Muchas empresas se empeñan en el horario partido malgastando el tiempo de los trabajadores y desperdiciando horas productivas de trabajo.

¡Por qué hay que detener la actividad de las ciudades a las dos o a las tres de la tarde como si se hubiera declarado el Estado de Sitio! Seguimos con horarios de Ferias, Puentes que se convierten en acueductos. 

Seguimos financiando a Partidos Políticos y Sindicatos con dinero público, poniendo cada vez más trabas a los emprendedores y explotando a los jóvenesSeguimos sin valorar y sin pagar a los artistas consiguiendo que casi ni trabajen gratis. ¡No aprendemos!

¡Se acabó! Hay que cambiar el chip. Renovación completa. Ya está bien de aquello del "si te duele la barriga salta parriba" o del "si no hay lo pintas".

 ¡No a la involución! El que no sea capaz de subirse al tren que se quede en tierra. Claro... que a ver quien es el guapo que diseña y nos inserta el chip. Esa nueva manera de pensar y actuar. Ese chip prodigioso que parece ser el único capaz de reconducirlo todo.

Conmigo ya lo saben… no cuenten para redactar el libro de instrucciones… yo enreando, como siempre. Aprendiendo, reinventándome… cambiando el chip.


Publicado en Diario HOY el 04/11/2012