El maldito cartelito que salía cuando te mataban o te pasabas el juego. |
Probablemente usted,
desocupado lector, si pasa de los 40 o aun no llega a los 20, jamás podrá
hacerse a la idea de lo que significaban las viejas máquinas recreativas para
los que nos encontramos inmersos en la treintena.
Los entonces niños extremeños
poco teníamos que envidiar a los del resto del país, pues apenas existía bar
alguno por la inmensa geografía extremeña que no poseyera su propia máquina
recreativa o su homóloga pinball.
Personalmente he de
reconocerles que en mi caso, como en el del 90 por ciento de mis amigos y
conocidos, se convirtió en una obsesión que nos ha perseguido a lo largo de
nuestras vidas. Quizás mis primeros recuerdos de una máquina recreativa se
remonten a la del bar VD, situado en la pacense calle Virgen de Guadalupe.
Posiblemente la primera máquina a la que jugué. |
Ahora nos echaríamos las
manos a la cabeza, pero en ese bar había niños a todas horas, bastante más que
clientes, jugando al mítico “Bubble Bobble” con su inolvidable música de fondo.
Poco después llegaría el alucinante “Xain´D Sleena” que nos volvió tontos a
todos los niños del barrio, y quizás fue causa de algún que otro disgusto para
con nuestros padres, que no entendían y se preocupaban por la adoración que
sentíamos hacia aquella infernal máquina que nos tenía sorbido el seso.
Cuando viajaba con mi
familia a Jerez de los Caballeros, mi pueblo predilecto, antes que ir a buscar
a los demás niños a la plaza, mi primera visita obligada era al bar “Fama”, en
plena plaza del pueblo, para contemplar la mejor máquina de pinball que haya
existido jamás. Pocas veces jugaba de niño a estas máquinas, ya que cinco duros
de la época no se conseguían así como así, pero me pasaba las horas muertas
viendo jugar a los más mayores, y les aseguro que disfrutaba mucho, para
disgusto de mis padres que consideraban que era una afición poco recomendable
la de andar todo el día dentro de los bares mirando máquinas.
La mejor máquina recreativa de mi niñez |
Cuando veraneábamos en
Cádiz, mi primo Jesús y quien suscribe no faltábamos cada noche a nuestra cita
en los recreativos que se situaban a pocos metros del Paseo Marítimo. Para
nosotros no podía existir un lugar mejor en donde pasar las noches de verano.
Recuerdo con cariño y nostalgia los primeros recreativos que empezaron a
funcionar en Badajoz, especialmente el “Nym” y el “Player 2”.
Aunque para
serles franco reconozco que los más pequeños nos dejábamos caer poco por ellos,
ya que los frecuentaban algunos chicos más mayores y gente poco recomendable,
ustedes ya me entienden.
Era bastante habitual que
alguno perdiera en aquellos “antros” (como decían nuestras madres) algo más que
la calderilla, la merienda y las zapatillas de deporte. Todo cambió cuando a
principio de los 90 se inauguró “La Quinta Avenida” situada en La Avenida de
Villanueva, en el viejo local de “Olimpic Sport”. Aquello era otra cosa, algo
así como un salón recreativo más pijo, en donde por fin tenían cabida las niñas
(que ya nos empezaban a interesar) y en el que se daba puerta al primero que
entrara algo más desaliñado de la cuenta.
Se convirtió en nuestro
santuario, cita obligada de reunión y diversión, para charlar, ligar, e incluso
para jugar a las máquinas. “La Quinta Avenida” también supuso a más de uno
algún pequeño disgusto con los estudios, pero por lo general se disfrutaba de
un buen ambiente, y nuestros padres
quedaban razonablemente tranquilos a sabiendas de que allí estábamos bien.
A los 14 años me pasaba el Pang con cinco duros y una sola mano |
De repente, y sin venir a
cuento, nuestro pequeño paraíso se desmoronó. Sin previo aviso, una traicionera
mañana de un viernes las partidas pasaron a costar 50 pesetas, en detrimento de
los clásicos 5 duros de siempre. A pesar de que aquello significaba abandonar
aquel mundo que tanto nos privaba, la hoy denominada “Generación Cangrejo” no
se dejó mangonear, y se negó en redondo a pagar tal suma.
Al comprobar que todos los
recreativos de la ciudad habían actuado con idéntico resultado, con
premeditación y alevosía, les castigamos con la siempre contundente
indiferencia, y sencillamente dejamos de jugar a las máquinas. No tardaron ni
un mes en volver a bajar las partidas a los 5 duros de toda la vida.
Sin embargo crecimos, y con los años, nos hemos dejado
mangonear. Y aquella generación que se negó en redondo a pagar 5 duros de más
ahora desembolsa sin chistar insultantes y abusivas comisiones bancarias a
cambio de ningún servicio. Precios insultantes por copas y raciones en los
bares, restaurantes y discotecas. Hipotecas y alquileres desorbitados, y
tarifas de móviles y de Internet demasiado altas a cambio del pobre servicio
que ofrecen.
Al Tetris solían jugar sobre todo las niñas |
No sé si será que con la edad nos hemos vuelto
blandos o más tontos, o que quizás con lo del euro aun no nos manejamos bien y
no sabemos realmente lo que nos roban.
Pero creo que ha llegado el momento de
tomar cartas en el asunto. Ya no tenemos edad de irnos a echar un “Pang” a la
“Quinta Avenida” e intentar ligar y tocarles el culo a las niñas que jugaban al
“Tetris”, pero sí podemos negarnos a pagar comisiones abusivas convirtiéndonos
en visitantes habituales del Banco de España para poner las debidas
reclamaciones, o negarnos a acudir a bares que nos tomen por tontos cobrándonos
12 euros por un plato pequeño de patatas con trocitos de bacalao o secreto de
cerdo y 6 euros por un garrafón de DYC con coca-cola.
Pac Man. Un juego y una música inolvidable |
Podemos también reírnos
en la cara del que pida 300.000 euros por una casa de más de 40 años que se cae
a cachos por aquello de encontrarse al lado del Corte Inglés o un alquiler de
600 euros por cuatro paredes mal construidas. Podemos largarnos sin ni siquiera
decir “Ahí te quedas tu mierda de curro” cuando en una entrevista de trabajo
nos pregunten que qué pensamos del “contrato mercantil” o de trabajar 12 horas
por 800 € cuando realmente van a darte de alta sólo 4 horas por aquello de que
la cosa está muy mala.
Ya está bien. Los
“marcianitos” ganan. Las pompas del “Pang” nos han partido la cara, se nos
colaron las tres bolas del pinball por el lateral, los fantasmas del “Pac Man”
nos han cazado. ¡Es hora de reaccionar en lugar de echar más monedas! ¡Qué el
Imperio contraataque pero de verdad! Se acabó el juego ¡Mil Rayos! Pasemos a
las cosas serias.
¡Game Over!
Publicado en Diario HOY el 03/06/2012
Me dan ganas de scratchear a alguien.... >:(
ResponderEliminarAgitador!! Jejeje
jeje! y que tiempos los viejos ARCADE eh? quien tuviera una máquina de esas en casa!
ResponderEliminar¡La respuesta está en los emuladores! Aunque no tienen el mismo encanto sin palancas y botonacos.
EliminarAunque siempre puedes comprar un mando de recreativas USB para PC.
¡La música del Bubble Bobble es genial, todavía la recuerdo!
Una cosa, ¿ese recreativo de Cádiz no está muy cerca de un hotel y un McDonalds?, cruzando la calle, de hecho. Y el hotel está en la misma playa.
Si es ese, ¡recuerdo haber estado allí y gastado unas buenas monedas al genial Ghouls'n'Ghosts!
pues no lo sé la verdad! hace tiempo que no voy a Cádiz! ten en cuenta que te hablo de los 80!
ResponderEliminarcomo bien dices no es lo mismo sin el mando y los botonacos! yo he tenido el pang en la play... y no es lo mismo! y el Xains d`sleena en emuladores.... y es emocionante... pero no es lo mismo! que magia tenía esas máquinas!!! si alguna vez tengo perras me compraré una para mi casa.. y un pinball!! gacias amigo por tu comentario! un abrazo!