Don de Loch Lomond

Don de Loch Lomond

lunes, 13 de mayo de 2013

Jesús García Calderón y "Las joyas de la Castafiore"


Mi tío Jesús García Calderón. Fiscal y escritor. Homenajeado por la UBEX

El refranero popular, que como buen refranero popular no se casa con nadie, insiste constantemente a lo largo de la historia en la casi obligatoriedad del individuo de sentir cierto orgullo y digna honra por parecerse a los miembros más cercanos de su familia. 

Sería de necios pensar que tan merecedora máxima encierra un insustancial parecido físico en detrimento de lo más íntimo, anímico, espiritual y psicológico.

No es ningún secreto, y así lo manifiesto públicamente cada vez que tengo oportunidad, que me agrada que hablen bien de mi familia, de las personas que quiero y respeto, incluso a aquellas que no conocí personalmente, como a mi abuelo Antonio García Orio-Zabala, ya que de alguna u otra manera me gusta pensar que una pequeña parte de sus virtudes puedan llegar a formar parte de mi vida interior, convirtiéndose en pedazos de mi alma y corazón, materializando al fin el sabio proverbio, que lejos de sonar corriente u ordinario encierra un intelecto tan especial como refinado y notable.


Con esto quiero mostrarles que no es fruto de la casualidad que mi tío Jesús García Calderón además de su exitosa carrera judicial e innegable talento literario ostente un sobresaliente amor por la música, el cine, los cómics e incluso una sana afición al humor, al buen sentido del humor, que además de ser el único oxígeno respirable y poseer propiedades curativas siempre muestra lo mejor de las grandes personas, que es lo que es, ni más ni menos, ante todo mi tío Jesús.

No pretendo, porque entre otras cosas no sabría cómo hacerlo, realizar una introducción o profundo análisis de su brillante obra literaria, ya que aunque dispusiera de tan peliagudo talento sería imposible que me mostrara imparcial.

Cuando pienso en Jesús casi nunca están presente sus poesías o premios literarios, ni siquiera los éxitos en su profesión, sin embargo siempre se me viene a la cabeza aquel joven que a mediado de los 80 pasaba tantas horas estudiando y preparándose en el viejo despacho de mi abuelo, pero que aun conservaba ese aura de juventud y alegría para hacer una pausa ante mi revoltosa visita y la del resto de sus sobrinos, con los que constantemente mostraba una paciencia y bondad a la altura de sus mejores obras.

Jesús García Calderón

Años después, cuando Jesús era ya un joven fiscal de éxito de la Audiencia de Sevilla siempre tenía tiempo para mí cuando me acercaba a la bella capital hispalense. Sabedor de mi amor por la música grababa sus mejores y más recomendables discos para mí, y se preocupaba de engordar mi colección de álbumes de Tintín.

Recuerdo con especial cariño aquella noche que quiso llevarme al cine a ver LaVida de Brian, película que sin duda se encuentra en lo más alto de mi particular top ten de obras imprescindibles. Por aquel entonces no era fácil que un menor pudiera entrar a visionar una película no tolerada incluso con la compañía de un adulto, así que Jesús, para curar mi decepción, me invitó a una hamburguesa y me compró uno de los pocos álbumes de Tintín que faltaban en mi colección: Las joyas de la Castafiore.
 
Un álbum tan especial como la persona que me lo regaló

Un álbum tan especial de la maravillosa obra de Hergé como la persona que me lo regaló. Así que cuando releo gustoso escenas inolvidables como el telegrama de El ruiseñor milanés: (“No podré ir el 17 STOP llegaré el 16”) o al propio Capitán Haddock “telegrafiando” a voces: (“Néstor… dejo equipaje STOP no me marcho”) o incluso a la imponente Bianca Castafiore gritando aquello de “¡Cielos… mis joyas!” he de recordar siempre con una sonrisa a mi tío Jesús, y eso que no haría falta recurrir a tan divertida obra, pues ya se encargan en innumerables ocasiones, amigos, compañeros, vecinos e incluso desconocidos, de recordarme que tengo la suerte de contar en la familia con un tío fuera de serie.

Tintín no olvidará este primer encuentro

Este homenaje de la UBEX, tan agradecido por la familia de Jesús como tan merecido por el autor, me ofrece la posibilidad de devolverle a mi tío el gesto tan amable que tuvo al prologar junto a mi padre, Enrique García Calderón, mi primer libro Don de Loch Lomond (Indugrafic2012). Una vez más, aquel tío de mentalidad soñadora y aura de juventud supo encontrar tiempo para su sobrino.

Y es que, aunque para el público en general, Jesús García Calderón sea ante todo un reputado fiscal y para los más eruditos en la materia un hombre de letras, para mí siempre será una gran persona que se enfrenta a la vida con las mismas armas que a las leyes y a las letras: Honestidad, reflexión, generosidad y un cierto carácter soñador con el que la feliz providencia distingue a los grandes genios.

Gran y merecido homenaje de la UBEX a Jesús García Calderón

Así como mi querido Tintín nunca olvidará aquel encuentro en Sildavia, donde escuchó por primera vez a la Castafiore interpretar el Aria de las joyas del “Fausto” de Gounod yo nunca podré olvidar aquella noche con mi tío Jesús cuando me regaló Las Joyas de la Castafiore

Mis humildes versos nunca estarán al nivel de los suyos, pero él, como buen poeta, sabe que las palabras llegan más hondo al corazón cuando son tan limpias y puras como la nieve.

2 comentarios:

  1. Excelente, Enrique. En unas pocas líneas nos haces familiar una persona a los que no lo conocemos. Y muy interesante, por cierto.

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    1. Gracias amigo! sé que estoy muy pesao utimamente con la familia jeje pero es que tocaba! un abrazo!!!

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