Mi tío Jesús García Calderón. Fiscal y escritor. Homenajeado por la UBEX |
El refranero popular, que como buen
refranero popular no se casa con nadie, insiste constantemente a lo largo de la
historia en la casi obligatoriedad del individuo de sentir cierto orgullo y
digna honra por parecerse a los miembros más cercanos de su familia.
Sería de necios pensar que tan merecedora máxima encierra un insustancial parecido físico en detrimento de lo más íntimo, anímico, espiritual y psicológico.
Sería de necios pensar que tan merecedora máxima encierra un insustancial parecido físico en detrimento de lo más íntimo, anímico, espiritual y psicológico.
No es ningún secreto, y así lo
manifiesto públicamente cada vez que tengo oportunidad, que me agrada que
hablen bien de mi familia, de las personas que quiero y respeto, incluso a
aquellas que no conocí personalmente, como a mi abuelo Antonio García Orio-Zabala, ya que de alguna u otra manera me gusta
pensar que una pequeña parte de sus virtudes puedan llegar a formar parte de mi
vida interior, convirtiéndose en pedazos de mi alma y corazón, materializando
al fin el sabio proverbio, que lejos de sonar corriente u ordinario encierra un
intelecto tan especial como refinado y notable.
Con esto quiero mostrarles que no es
fruto de la casualidad que mi tío Jesús García Calderón además de su exitosa carrera judicial e innegable talento
literario ostente un sobresaliente amor por la música, el cine, los cómics e
incluso una sana afición al humor, al buen sentido del humor, que además de ser
el único oxígeno respirable y poseer propiedades curativas siempre muestra lo
mejor de las grandes personas, que es lo que es, ni más ni menos, ante todo mi
tío Jesús.
No pretendo, porque entre otras cosas
no sabría cómo hacerlo, realizar una introducción o profundo análisis de su
brillante obra literaria, ya que aunque dispusiera de tan peliagudo talento
sería imposible que me mostrara imparcial.
Cuando pienso en Jesús casi nunca están
presente sus poesías o premios literarios, ni siquiera los éxitos en su
profesión, sin embargo siempre se me viene a la cabeza aquel joven que a
mediado de los 80 pasaba tantas horas estudiando y preparándose en el viejo
despacho de mi abuelo, pero que aun conservaba ese aura de juventud y alegría
para hacer una pausa ante mi revoltosa visita y la del resto de sus sobrinos,
con los que constantemente mostraba una paciencia y bondad a la altura de sus
mejores obras.
Jesús García Calderón |
Años después, cuando Jesús era ya un
joven fiscal de éxito de la Audiencia de Sevilla siempre tenía tiempo para mí
cuando me acercaba a la bella capital hispalense. Sabedor de mi amor por la
música grababa sus mejores y más recomendables discos para mí, y se preocupaba
de engordar mi colección de álbumes de Tintín.
Recuerdo con especial cariño aquella
noche que quiso llevarme al cine a ver LaVida de Brian, película que sin duda se encuentra en lo más alto de mi
particular top ten de obras imprescindibles. Por aquel entonces no era fácil que
un menor pudiera entrar a visionar una película no tolerada incluso con la
compañía de un adulto, así que Jesús, para curar mi decepción, me invitó a una
hamburguesa y me compró uno de los pocos álbumes de Tintín que faltaban en mi
colección: Las joyas de la Castafiore.
Un álbum tan especial de la
maravillosa obra de Hergé como la
persona que me lo regaló. Así que cuando releo gustoso escenas inolvidables
como el telegrama de El ruiseñor milanés:
(“No podré ir el 17 STOP llegaré el 16”)
o al propio Capitán Haddock
“telegrafiando” a voces: (“Néstor… dejo
equipaje STOP no me marcho”) o incluso a la imponente Bianca Castafiore gritando aquello de “¡Cielos… mis joyas!” he de recordar siempre con una sonrisa a mi tío
Jesús, y eso que no haría falta recurrir a tan divertida obra, pues ya se
encargan en innumerables ocasiones, amigos, compañeros, vecinos e incluso
desconocidos, de recordarme que tengo la suerte de contar en la familia con un
tío fuera de serie.
Tintín no olvidará este primer encuentro |
Este homenaje de la UBEX, tan agradecido por la familia de
Jesús como tan merecido por el autor, me ofrece la posibilidad de devolverle a
mi tío el gesto tan amable que tuvo al prologar junto a mi padre, Enrique García Calderón, mi primer
libro Don de Loch Lomond (Indugrafic2012). Una vez más, aquel tío de mentalidad soñadora y aura de juventud supo
encontrar tiempo para su sobrino.
Y es que, aunque para el público en
general, Jesús García Calderón sea
ante todo un reputado fiscal y para los más eruditos en la materia un hombre de
letras, para mí siempre será una gran persona que se enfrenta a la vida con las
mismas armas que a las leyes y a las letras: Honestidad, reflexión, generosidad
y un cierto carácter soñador con el que la feliz providencia distingue a los
grandes genios.
Gran y merecido homenaje de la UBEX a Jesús García Calderón |
Así como mi querido Tintín nunca
olvidará aquel encuentro en Sildavia, donde escuchó por primera vez a la
Castafiore interpretar el Aria de las
joyas del “Fausto” de Gounod yo nunca podré olvidar aquella noche con mi
tío Jesús cuando me regaló Las Joyas de
la Castafiore.
Mis humildes versos nunca estarán al nivel de los suyos, pero él, como buen poeta, sabe que las palabras llegan más hondo al corazón cuando son tan limpias y puras como la nieve.
Mis humildes versos nunca estarán al nivel de los suyos, pero él, como buen poeta, sabe que las palabras llegan más hondo al corazón cuando son tan limpias y puras como la nieve.
Excelente, Enrique. En unas pocas líneas nos haces familiar una persona a los que no lo conocemos. Y muy interesante, por cierto.
ResponderEliminarGracias amigo! sé que estoy muy pesao utimamente con la familia jeje pero es que tocaba! un abrazo!!!
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