La música siempre es un medio de
comunicación con tintes mágicos que nos produce sensaciones parejas al
clímax en nuestros sentidos. Cualesquiera que sean los canales de su
difusión, y por supuesto su forma y estilo.
Desde el mostrador de esta carnicería
jamás cometeríamos la torpeza de desechar a la basura cualquier estilo
musical, por muy alejado que parezca de nuestros intereses principales.
Siempre insisto en la importancia de unificar estilos, pues éstos mismos
jamás tendrían sentido por sí solos. ¿Por qué no puede un buen batería
de música pop escuchar Heavy Metal, Jazz
o incluso sevillanas y rumbas, y adoptarlo a su estilo de ejecución?
Sin duda, el resultado será cuanto menos sorprendente y enriquecedor.
Nos encontramos en un mes, Febrero, que sin duda ostenta gran protagonismo musical en nuestra región. Los Carnavales
son una excusa perfecta para los amantes de la música, quienes sin duda
se han nutrido de los diferentes estilos musicales para engrandecer la
belleza de sus obras.
En Extremadura, y más concretamente al
sur, en Badajoz, en donde son Fiesta de Interés Turística Nacional, sin
duda una gran partida de músicos de diferentes estilos han colaborado
para elevar el nivel musical en murgas y comparsas. No se explica si no
de otro modo una evolución como la que ha experimentado la música
carnavalera desde los primeros 80 a nuestros días.
En el caso concreto de las comparsas,
sin duda se reinventan año tras año hasta imaginar ritmos realmente
diferentes e imaginativos, que consiguen sorprender junto a las
invenciones constantes de nuevos instrumentos de percusión.
En las murgas, sin embargo, disfrazados
por la cortina del sentido del humor y del cachondeo, se nos cuelan en
ocasiones pasodobles, presentaciones y popurrís que rozan la belleza
armónica en todos sus conceptos.
Tras las primeras formaciones
ochenteras, animados con un envidiable sentido del humor y ganas de
pasarlo bien, una nueva generación de músicos de todos los estilos
fueron transformando y dignificando las piezas musicales ofrecidas.
Nuestros lectores tal vez se sorprendieran al conocer el alto número de
músicos de rock, pop, heavy o metal que forman parte de estas
agrupaciones. Tunos, cantantes de grupos rocieros, profesores de música,
guitarristas, teclistas, baterías… los hay de todos los palos, y es de
justicia que aporten dentro de sus posibilidades sus experiencias para
mejorar el sonido de su agrupación.
Por citar algunos ejemplos destacaría al gran Pedro Wichard, vocalista de Darksound,
quien despliega su potente voz en la Murga Los Niños desde hace casi 20
años. En la misma formación podríamos destacar la labor musical en la
composición y en la interpretación de las guitarras de Javato, alma
artífice de Javato y Los Disfrutones. Pero existen muchos más, y me
vienen a la cabeza nombres de cantantes como Ismael Regalado o Alex Vázquez. O incluso personajes radiofónicos como El Capitán Chanfaina, El Niño del Garfio y El Almirante Cachuela. Sin olvidarnos de periodistas y locutores musicales como José Luis Lorido.
Todos llevan años aportando su granito
de arena. Las voces hace ya muchos años que dejaron de sonar al unísono
sin peocupaciones de tonos y melodías, existe un cuidado y trabajado
desarrollo vocal, al igual que en la composición de los textos, en donde
las rimas absurdas consonantes y el chiste fácil han pasado a mejor
vida.
El protagonismo de las guitarras es
soberbio, y sus músicos ejecutan riffs y punteos, que sin duda serían
pieza destacada en una obra rock.
La evolución de los instrumentos de percusión en las murgas quizás hayan experimentado su transformación más radical.
La aglutinación entre caja y bombo se
convierte en imprescindible, y continuamente entre ambos músicos
ejecutan piezas que harían las delicias del mejor de los baterías. Desde
sorprendentes ritmos bombo-caja-charly hasta el efecto de la apertura
del hit hat, pasando por redobles de cuatro tiempos. Es una lástima que
precisamente estos músicos, relegados a la parte de atrás, pasen
prácticamente inadvertidos durante sus actuaciones.
En las presentaciones de las murgas es
donde en la mayoría de ocasiones podemos disfrutar del virtuosismo de
algunos de los músicos, debido a que las normas del Concurso de Murgas
del Carnaval de Badajoz señalan que en la presentación
pueden emplearse todos los instrumentos que de una u otra manera mejor
convengan a las formaciones.
Lo más habitual es incluir algún teclado
o diferentes instrumentos de percusión, pero no en pocas ocasiones nos
sorprenden con violonchelos, contrabajos o clarinetes para deleite de
quienes agradecen esas pequeñas bicocas musicales.
Estoy convencido en que desde ahora
usted, desocupado lector, tras las líneas aquí escritas, como aficionado
al arte y a la buena música, escuchará a las comparsas y murgas desde
un prisma distinto, y sabrá apreciar la deliciosa música que esconden
tras el, por otra parte, tronchante disfraz del carnaval.
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